Bienvenido a este espacio dedicado a la difusión y discusión de temas afines a la Neurología El Administrador del sitio es el Dr. Ricardo Meischenguiser * Medíco Neurólogo Infantil Hospital Pirovano * Ex presidente de la Sociedad de Neurología Infantil * Médico Especialista en Epilepsia Embarazo / Fleni * Director Médico de Neuraxis

miércoles, 23 de julio de 2008

Es Epilepsia?

DR. RICARDO MEISCHENGUISER- DRA. MIRTA VÁZQUEZ
Hospital Pirovano (Servicio de Pediatría y Neurología Infantil)


Uno de los problemas diarios que enfrenta el pediatra es el diagnóstico y manejo de eventos críticos que pueden o no estar originados en el sistema nervioso y manifestarse por alteraciones motrices (hiper o hipomotoras) y/o rupturas de contacto.
La presencia de una crisis motora nos obliga a dis tinguir su inicio (focal o generalizado ó parcial con generalización secundaria), si es espontánea ó pro vocada por factores precipitantes (luces, TV, stress, sueño, traumatismos, trastornos metabólicos, fármacos, drogas, fiebre). En estos casos el mecanismo causal produce una disfunción cerebral momentánea con similitud a una crisis epiléptica, pero que no debe confundirse con una “enfermedad” epiléptica, que como mínimo debe producirse en 2 o 3 ocasiones (cronicidad).
Lógicamente en el caso de la alteración esporádica y con posibles origenes desencadenantes el trata miento será etiológico, mientras que en la patología epiléptica será prolongado con medicación anticonvulsiva apropiada, en cantidad y calidad, para anular o controlar sus reiteraciones y evitar el estado de mal y/o daños neuropsicointelectuales.
El análisis accesional básico para el diagnóstico deberá evaluar como y donde se inició, tipo de alteración, horario (durmiendo, despertar, nocturno) de desarrollo y las circunstancias. Incluye el examen neurológico integral, para descartar o constatar daño previo y el postcrítico esencial para objetivar secuelas (ej.: paresia).
Para reafirmar una posible afectación epiléptica, buscaremos la misma (que no siempre es comprobable) a través de estudios complementarios:
1. EEG (rutina con estimulación lumínica y respiratoria) o de sueño (más en la primera infancia)
2. Si hay dudas, sobre todo en caso de crisis en sueño o parasomnias, realizar polisomnografía en
protocolo de epilepsia
3. EEG prolongado ambulatorio de 24 hs (especialmente para ausencias reiteradas breves que desconectan al paciente y lo desorganizaran) Los resultados nos mostrarán (cuando se hallan ano
malías) focos, descargas o asimetrías a investigar.
Ante déficits madurativos, signos focales neurológicos o reiteración crítica pese al tratamiento,
se solcitará una RNM de cerebro para descartar problemas estructurales (heterotopía, displasias, secuelas,malformaciones, etc).
En caso de dudas, angioresonancia o RNM con espectroscopía son útiles.
También en casos de deterioro conductal o intelectual se estudiarán aspectos neurocognocitivos.
Confirmado el diagnóstico (básicamente clínico), se orientará el tratamiento farmacológico en calidad y cantidad, de acuerdo al síndrome epiléptico hallado,con las drogas anticonvulsivantes que mejor solucio narían los ataques. Existe un arsenal variado entre las clásicas (fenobarbital, difenilhidantoina, diazepam,valproato, carbamazepina) y las nuevas (oxcarbacepina, lamotrigina, topiramato, levetiracetam, etc). Estas últimas, probablemente, con mayor tolerancia y menos
efectos teratogénicos, influencias negativas sobre cognición y motricidad, que las clásicas o viejas.
La falta de respuesta a diferentes drogas anticonvulsivantes implica pensar en un diagnóstico equivocado,fallas en la ingesta (tomas irregulares o negativas: realizar dosajes) o en soluciones quirúrgicas (si hay certeza de patología estructural) o la estimulación vagal.
El diagnóstico diferencial de las crisis epilépticas versus paroxismos no epilépticos, incluyen varios ítems.
Someramente nombraremos las convulsiones febriles (con sus variantes simple o compleja o atípica) que afecta del 5 al 7% de la niñez menor de 7 años, con factores agravantes como ser: menor de 12 meses de edad, anomalías neurológicas previas o postictales, epilepsia familiar, duración prolongada, EEG anormal. Tener en cuenta que la gran mayoría los convulsiones febriles son benignas en sus perspectivas, pero ante el deterioro madurativo del niño, deberá
pensarse en una probable epilepsia generalizada con convulsiones febriles plus o síndrome de Dravet.
El segundo ítem son los síncopes, de causa variada y confundibles con epilepsia, ej.: los vasovagales con precipitantes específicos (vista o extracción de sangre o dental, dolor brusco o inesperado), por ortostatismos, autonómicos, metabólicos, cardíacos, arritmias ictales y psicógenos ( emociones). Muchos deellos no sólo tienen los síntomas motores (caídas) y
de pérdida de la conciencia, sino en ocasiones sacudidas que distorsionan el diagnóstico.

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